lunes, 19 de mayo de 2014

LOS SEIS ÁNGULOS DE PUERTO RICO


Primero

Puerto Rico es un paraíso llenísimo de gente. Hay gente buena, amigable y humilde a la que le gusta ayudar a los demás. También hay personas que nacieron en hogares que no les enseñaron valores y no les brindaron amor. Por eso tanta violencia, tanta crueldad. El amor es la base de toda la vida. Puerto Rico, mi isla bonita, tiene sus lugares preciosos; si las personas lo cuidaran empezando desde su hogar, sería el paraíso perfecto.


Segundo

Puerto Rico es un paraíso llenísimo de gente con diferentes caracteres: amorosos, difíciles de tolerar, simpáticos, gruñones, sensibles, crueles, humildes, dominantes. Además, hay mucha gente preparada y con la vocación de ayudar al necesitado, de dar una palabra de fe, apoyo, esperanza y aliento. Con la capacidad y la visión de ver en ti y en mí lo que otros no ven, por las situaciones y las circunstancias que hemos pasado.


Tercero

Puerto Rico es un paraíso llenísimo de mucha gente buena, humilde, pero dañada por el gobierno. Así dijo Dios: multiplíquense y llenen la tierra. Yo pienso que lo que hacen ahora es lo contrario. Dicen: “Maten a la gente”. Tengo la fe de que las cosas van a cambiar cuando venga el gobierno de Dios. Los padres vivimos preocupados de cómo están las calles. Inculcamos valores a nuestros hijos en la casa. Decimos “Que Dios te cuide” cuando salen. Tenemos mucho miedo tanto por los varones, por las hembras también. Pronto Puerto Rico será un país de viejos. Porque la bala, la droga y el mantengo les han quitado las aspiraciones. Los jóvenes no tienen metas; les han facilitado tanto las cosas que parecen muertos en vida. ¡Qué bueno es trabajar, decir con orgullo “Esto es mío”! ¡Levantarse temprano a luchar!


Cuarto

Puerto Rico es un paraíso llenísimo de gente y sabor. En Puerto Rico se baila en todos lados porque los boricuas tenemos la música por dentro. Cómo me gusta pasear por Guavate y ver la gente bailar, comer lechón asado mientras comparte en familia. La gente de mi isla es hermosa porque es cálida, amorosa y dulce. Eso sí, somos personas a las que no nos gusta el abuso, y cuando ocurre, nos unimos como uno solo. Por ser un paraíso tropical, a nuestra gente le gusta ir de paseo y como se dice ahora “chinchorrear”. Lo bueno es que vamos unidos en grupo en ese “chinchorreo”. Ay, y si es en la playa, mejor; como empezar desde el kiosko #1 hasta el último en Luquillo. Mi gente es única, extraordinaria, sandunguera y divertida. Por eso, Puerto Rico lo hace mejor.


*chinchorro: en Puerto Rico, pequeño y sencillo bar-restaurante de carretera


Quinto

Puerto Rico es un paraíso llenísimo de gente. Aquí se mezclan diferentes culturas debido a nuestro gran desenvolvimiento y simpatía. Nos rodean inmigrantes que se acoplan a nuestro cordial recibimiento y trato hacia los demás. Nos caracterizamos por ser cordiales, amables, simpáticos, extrovertidos y sobre todo empáticos. Tenemos muchas formas de comunicarnos con gente de otros países y cordializar. Tenemos los deportes, la educación y sobre todo las bendiciones de Nuestro Señor, ya que somos llamados la Isla del Cordero. Este nombre se basa en las creencias espirituales, las cuales encontrarás a través de la isla en diferentes denominaciones. Nos caracterizan nuestros campos verdes llenos de vegetación y frutos, y grandes playas. Además, contamos con personas como yo, que queremos luchar por tener un porvenir emprendedor y de logros ¡sobre todo!


Sexto

Puerto Rico es un paraíso llenísimo de gente. En Puerto Rico tenemos cuatro puntos cardinales: norte, sur, este y oeste, estando rodeados por el mar. Los rostros de nuestra gente: gente caribeña. ¿Quién no ha sido quemado por nuestro sol? Sí, de nosotros, pues no brilla igual en otros países. Nuestro color es particular; pertenece al Caribe. Nuestra flora es muy variada, en áreas húmeda y en otras muy seca; tenemos belleza sin igual. Nuestros habitantes son joviales, cariñosos y están orgullosos de nuestra nación. Vivimos con el “¡Ay bendito!”, “Como mi tierra no hay otra igual”, “Orgulloso de mi bandera”, “Puerto Rico lo hace mejor”. Estamos orgullosos del coquí, nuestras hermosas playas, de belleza sin igual. Somos un pequeño país antillano, donde nuestro pueblo de color blanco, mulato y canela formó una nación llena de gente muy particular. Donde cualquiera brinda su ayuda, donde todavía los valores cuentan y cualquiera te brinda de comer, donde aún nos preocupamos por todo aquel que tenga necesidad. Puerto Rico, tierra sin igual, te damos la bendición y decimos “Puerto Rico, orgulloso de donde nací”.


©2014 SABIDURÍA EN LETRAS


LOS TRES ITINERARIOS DE SILVIA

Primer itinerario  

Sentada en la guagua*, Silvia miraba por la ventana mientras abrazaba a su pequeña hija. Momento a momento, su pueblo se hacía más pequeño hasta desaparecer tras una curva. En el recorrer tan suave entre aquellas calles, observaba personas alegres que conversaban entre sí. Era mágico ese momento, pues nunca se había puesto a observar. Su hija le decía que viajar con ella era especial. Es que en el ajetreo de la vida no se había dado cuenta que compartir pequeños momentos le daba calidad. Su hija muy contenta de llegar a algún lugar le preguntaba “¿Para dónde vamos?”. Silvia, emocionada, le decía “Para donde nunca hemos ido jamás”. Feliz el día han pasado, pues llegaron a la casa de su papá.



Segundo itinerario

Sentada en la guagua*, Silvia miraba por la ventana mientras abrazaba a su pequeña hija. Momento a momento, su pueblo se hacía más pequeño hasta desaparecer tras una curva. Silvia tenía que viajar a diario a llevar a su pequeña Claudia a la escuela, pues se había mudado sin que terminara el año escolar. Era madre soltera de tres niñas. Comenzaba temprano “Mamita, a levantarse” . Dejaba a dos en la escuela donde vivía y a la otra la llevaba al pueblo, donde ella también trabajaba. Se tenía que bajar, dejar a Claudia y luego caminar 12 cuadras para llegar a su trabajo. Siempre la despedida era: “¡Mamá las ama! No se muevan de la puerta hasta que mamita no llegue, gracias”. Todo eso fue mientras fueron niñas. Ya de adolescentes, los viernes la llamaban por teléfono: “Má, no vengas a buscarnos pues nos vamos con Papi. Nos vemos el lunes”. Cuando eso pasa es que vemos cómo pasa el tiempo. Yo espero que ellas no vivan ese mismo afán. Pues viven en el extranjero, donde la vida es mas fácil en algunas cosas…



Tercer itinerario

Sentada en la guagua, Silvia miraba por la ventana mientras abrazaba a su pequeña hija. Momento a momento, su pueblo se hacía más pequeño hasta desaparecer tras una curva. Parecía que era imposible pensar todo lo que quedaba atrás: días vividos, recuerdos alegres, recuerdos tristes. En ese pueblo había nacido ella y había nacido su hija Linda. Y ahí había muerto el amor de su vida, Jorge. Cuántos años de felicidad y luego, aquel fatal día que se derrumbó la mina. Ahora sólo estaba ella, su hija Linda y los sueños rotos. Mientras seguía el camino le venían a la mente las bellas praderas de su pueblo y las pequeñas estructuras. Silvia se preguntaba cómo sería ese nuevo destino. ¿Encontraría trabajo? ¿Volvería a tener una casa como la que había dejado atrás? ¿Algún día volvería a ver a sus padres? Eran tantas preguntas, que Silvia no encontraba respuesta para ninguna de ellas. El autobús hizo una parada y se bajó a tomar algo fresco para mitigar el calor. Cuando Linda vio un pajarito y le dijo “Mamá, yo lo quiero”. Silvia lo compró y ella lo agradeció. El pajarito era amarillo como el sol. Continuaron su camino y al pasar muchas curvas llegaron a la autopista. Vieron caminos largos, muchos carros y camiones. Silvia sentía latir su corazón mas rápido; ya se acercaba más y más a esa nueva vida que le esperaba. Llegaron a la parada del autobús, en donde estaba su prima Esperanza. Silvia, Linda y Esperanza se abrazaron fuertemente. Al subirse al auto comenzaron a ver estatuas, edificios altos de muchos pisos. Linda se quedó sorprendida y Silvia le dijo “¿Te gusta?”. A lo que Linda le contestó “No, porque no hay caballos ni vacas”. Se quedó callada. Luego Silvia dijo “Es un nuevo comienzo, una nueva vida”. Pasaron los años y Silvia consiguió trabajo. Ya tenía una casa y era feliz junto a su hija Linda. La vida le había devuelto parte de lo que le había robado y de nuevo era feliz y dichosa.  

*guagua: en las Antillas Mayores, autobús


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TALLER DE ESCRITURA SANADORA


Con el Taller de Escritura Sanadora me he renovado por dentro y por a fuera. Tomé la decisión de no andar más encorvada ni evadiendo las miradas, y mucho menos avergonzada.

Señora Patricia, siento que he luchado la excelente pelea de la vida y he ganado la batalla.

¿A qué le tiene miedo Priscy?
Ella es una mujer luchadora desde el vientre de su madre, pero le tiene miedo a tres cosas: primero a la traición; segundo a la sorpresa y tercero a las fotos. No le gustan ni bonitas, ni buenas ni malas.


©2014 SABIDURÍA EN LETRAS


VISTA REFRESCANTE

Ella se llama Priscilla está bien relajada. Está en la playa, con las piernas dobladas, la mano en el estómago y acostada en la arena. Tiene un sombrero para cubrirse de los rayos del sol. Se ve al fondo el mar con dos yolitas* y un velero. El cielo y el mar se observan bien azules, como si estuvieran combinados.
La arena es blanca como la frisa, la almohada y la blusa. Priscilla está debajo de un puente. Su playera es de color azul cielo. En ese lugar se respira paz. Todo se ve en armonía, parece un paraíso.
Me identifico mucho con esa postal; es mi estilo cuando voy a la playa o al río. Cuando pongo mis manos en cualquier parte del cuerpo, siento que se fortalece. Cuando doblo mis piernas me relajo totalmente. Miro las olas que van y vienen, los colores combinados. Todo hecho por un Creador que nos ama, con tanta belleza para deleite de nuestros ojos. Priscilla lo ha declarado un marzo refrescante.

*yolitas: en República Dominicana, embarcaciones pequeñas, botes.

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ATARDECER

I

El sol caía derramando rojos y violetas entre las montañas. Y ahí estaba yo, contemplando esa hermosura de la naturaleza, que es un regalo que Dios les da a sus seres amados. Lo triste era que entre más se derramaban esos colores, más obscura se volvía esa tarde de abril en la que yo, en mi balcón y con una copa de vino, recordaba cuando de niña corría descalza por la pradera. Sólo podía recordar la sensación bajo las plantas de los pies. Pero como recordar es vivir, me levanté y corrí porque quería vivir esa sensación otra vez para que así, si algún día partía, pudiera llevar ese recuerdo conmigo.

II 
 
El sol caía derramando rojos y violetas entre las montañas. Era un atardecer precioso; yo observaba la partida de un barco. Iba oscureciendo paso a paso. Veía a su alrededor esos colores violetas, rojos y ese amarillo brillante, tan hermoso como para jurarse amor eterno. Como si fuera un arco iris que simboliza paz. Tres colores dignos de la naturaleza, creados por Dios para el deleite de nuestros ojos.


 
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AMIGOS


Los verdaderos amigos pasan a ser familia extendida.
¿Quiénes son los amigos?
El tiempo es quien te dice quiénes son los verdaderos amigos.
Son aquellos que a pesar de ser pocos, hacen el trabajo de muchos.
Amigo es aquel que ha estado en la buena y en la mala; en la pobreza, en las enfermedades.
Soy rico; a él no le importa, es mi amigo.
Hay que tener en cuenta que hay momentos entre amigos que no son de enviar dinero, ni una llamada, ni por tacto, sino tan sólo decir “lo siento”.
Hay momentos de coger mil aviones, llegar, tu presencia, el contacto humano, un abrazo, un hombro donde recostarse, un apoyo. Decir “aquí estoy”.
Nunca nos equivoquemos con esos momentos.
El tiempo me ha enseñado que la verdadera amistad consiste en decir lo que se siente sin importar la distancia.
Por ejemplo: “Papá, me gustaría ir a Puerto Rico. Tal vez desde ahí podría ayudar más a mis hijos. ¿Pero adónde voy a llegar?”. “Tranquilo hijo, yo tengo una amiga, ella te puede recibir”. “¡Pero Papá, esa señora no me conoce, pues hace años que se fue!”. “Hijo, ella puede tener mil años pero es mi amiga”. Y uno recibe a esa persona ofreciéndole lo mejor de sí porque para mí eso es una demonstración de amistad. Hoy es cuando debemos dar todo sin pedir nada a cambio. Detente un segundo, reflexiona quién es tu verdadero amigo en este momento.
  

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EL CAFÉ (II)


El café me recuerda lo rico de una amistad sincera.
El café me recuerda a mi país, dondequiera que voy hablo de su sabor.
El café me hace el día; es lo primero que pruebo. Digo “¡Ay, qué rico!”. A un cantito de pan mojado en un café nadie le dice que no. Si quiere un niño feliz, póngalo a que lo pruebe.
El café me recuerda a mi hija, pues yo tenía un juego de tazas pequeñas y luego me regalaron uno de tazas grandes. Yo medía el café con la pequeña y luego la vaciaba en la grande. Un día fui a la cocina y ¡qué sorpresa más linda! Mi hija estaba haciendo lo mismo que yo hacía midiendo el café.
Cuidado con lo que hacemos, nuestros hijos nos imitan.
Me gusta cuando en mi hogar, nos juntamos tres culturas a degustar el café de cada país; Argentina, República Dominicana y Puerto Rico, y nos decimos “Los tres son ricos”. Qué rica es nuestra sincera amistad.

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EL COLOR VERDE: SEGURIDAD Y ESPERANZA


En mi situación descubrí que me gusta el color verde suave. Visto mi cama de verde, me enrollo en ella, siento paz y felicidad. Pasar un semáforo en verde es seguridad. Observar el fondo de un bosque, ver el rocío bajar por la hoja verde. Es hermosa la naturaleza. Una casa con una pared verde suave es bien relajante para meditar. Una vajilla color verde es un regalo precioso para los recién casados. El té de hojas verdes es bien saludable. Cuando tengo un problema, miro a lo lejos y veo una luz verde que me dice “Puedes pasar”. Yo tengo un rinconcito verde en mi cocina, ¿y tú? En mi obra de ayuda al prójimo siempre visto de verde, pues quiero que los necesitados vean que pueden llegar a mi corazón.


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SABIDURÍA EN LETRAS (III)


Cuidado con lo que deseamos desde niños.
Un hogar, familia, apoyo y escolaridad. Techo, alimento, ropa, padre o madre.

A veces
Si deseas un padre, cuando te casas, eso es lo que ves en tu esposo. 
Necesitas una madre. El esposo confunde; él ve a su madre en la esposa.
Un techo, hogar. Se lucha, se trabaja por eso. Aunque sea solo, se consigue.
El matrimonio es de dos. Si luchas sola, por eso se acaba. Cuidado, el matrimonio es otra cosa, no se puede confundir jamás.

Consejos
Somos mujeres sabias y poderosas; hacemos de lo poco, mucho.
Paso a paso, oración, abrazo fortalecedor.
Qué bueno es Jehová, Él nunca se equivoca.

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PUERTA MILAGROSA CONTRA EL MALTRATO


Antes de llegar aquí, hubo momentos en los que sentía que yo no era nadie, que no podría lograr nada. Hoy me sorprendo a mí misma logrando todo lo que me propongo. Vivo y río con libertad. Cuando me lo propuse, logré ver que las peleas no serían eternas que sólo yo podía acabarlas. Cuando creí que pasar mis exámenes era imposible, hoy me sorprendo; con el apoyo de las profesionales, los he pasado. ¡Que nadie podía amarme! ¡Que mi tristeza era eterna! Mi vida cambió en un instante cuando pensé “Yo soy importante. Jehová Dios me ama; yo voy a recibir su amor. Voy a dejarme guiar a través de sus ángeles. Ellos nos esperan con los brazos abiertos y tienen todas las herramientas necesarias, la primera es el amor al prójimo. Nunca pierdas de vista la meta que quieras alcanzar. Si el camino es largo, no te detengas. Ve despacio, no temas avanzar, no mires hacia atrás, que no sea sóalo para ver lo lejo que estás”. Cuando tocas a la puerta del albergue, se te quitan los miedos. Sabes que se puede; hay que tener actitud, perseverancia y disposición. ¿Habré yo logrando esos tres atributos?…Sí.


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EL VIENTO


El viento es algo que se siente pero no se ve. Tiene mucha fuerza. Puede mover hasta los árboles y arrancarlos de raíz. Pero también el viento acaricia, nos da frescura. Secar la ropa al aire puro la deja más suave. Cuando un amigo te dice “Vamos a compartir al aire libre”. El viento me recuerda la foto de Marilyn Monroe con la falda levantada. Miro hacia fuera, veo que hay aire y les digo a mis nietos “Vamos a volar chichiguas*” pues ni está seco ni mojado.

*chichiguas: en República Dominicana, cometas


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LA VENTANA


Hay ventanas de todas clases. Comenzando con las de nuestros ojos, que son las ventanas del alma porque a través de ellas podemos ver mas allá. Antes las ventanas eran de una o dos formas. Ahora las hay de muchos tipos, tamaños, cuadrados, rectangulares, redondas, grandes, pequeñas. Las ventanas también tienen sus historias. Cuando un joven le llevaba una serenata a su amada, el “sí” era si ella abría la ventana. En mi pueblo, cuando una joven se iba con el novio, decían “La hija de fulana se fue por la ventana”. Son bien especiales, pues mientras más ventanas, más claridad, más aire fresco. ¿Has mirado algunas vez el cielo y las nubes por la ventana de un avión?


©2014 SABIDURÍA EN LETRAS


martes, 6 de mayo de 2014

SABIDURÍA EN LETRAS (II)


Nací pequeña, desnuda y frágil, pero una violación me hizo la mujer más fuerte del mundo.

Yo vengo de la universidad de la calle. Te puedo decir lo dulce y lo más amargo que se puede probar en esa universidad de la vida.

No hay nada más relajante que bailar. Si lo haces con tu amado, mejor; pues bailas en el aire.

¿Qué te recuerda algo salado?
El sudor de un violador.

¿Cuál es el mal olor que no se olvida?
El de un violador.

¿Qué te recuerda una casa?
Que después de tener tantas, hoy no tengo ninguna.

Parece mentira, pero el dulce me recuerda una mala situación. Hacerlos y venderlos para luego dar de comer a mis hijos.

Este cuerpo es mío.
No se toca.
No se maltrata.
No se viola.

Mientras yo sepa quién soy, no tengo nada que demostrar.



©2014 SABIDURÍA EN LETRAS


CUARENTA AÑOS DESPUÉS


Humildad. El maltrato más grande en mi niñez lo recibí de la persona que hoy más amo. Ya adulta, agradecida, he sabido arrodillarme a decirle “Perdóname por favor, siempre te he querido mucho”. Reconocí que ella había sido más abusada que yo. Viuda, pobre y con nueve hijos. Todas sus hermanas parían y decían “Se los dejamos a la viuda; ella no trabaja”. Esa tía donde abrí los ojitos, aprendí a dar pasitos, se me cayó el primer diente. Tenía 14 niños que no eran su responsabilidad. Lo peor de todo era que esas mujeres parían todos los años y no le pagaban nada. Ahí empezó mi odio a las embarazadas. Ni alimento, ni cama, ni ropa. Nos faltó lo que yo consideraba más importante: ir a la escuela. Éramos 25 niños hocicando como animales para sobrevivir. Apedreados, mutilados, ya que uno de ellos quedó mudo por un dedo que le entró hasta la garganta para sacarle algo que se comió robado, según ella. El niño jamás habló. La Viuda, como la llamaban en el pueblo, amarraba con cadena a dos varones pequeñitos y les ponía candado, con la llave al lado. Cuando iban creciendo, ellos no permitían que nadie los soltara, sólo ella. Ellos sabían que si alguien los soltaba el castigo era peor. Yo en mi mente siempre amplia pensaba: “Esta señora un día va a matarnos a unos cuantos de nosotros” —aunque muertos estábamos ya. El maltrato era demasiado fuerte; cocinaba a las cuatro de la mañana y nos daba la comida a las diez de la noche, después de un día duro de trabajo. Nunca conocimos la carne, el arroz, la ensalada y menos la leche. Yo tenía mucho miedo, pues a pesar de ser una niñita bien trabajadorcita, hacía todo lo que me mandaba. Mi miedo más grande era que me matara a mi hermanito. Mamá nos había dejado allí a nuestra suerte. Nunca vimos a nuestros padres pero siempre daba gracias a Dios por todos. Pasaron 40 años. Yo me encontraba en una oficina en Miami, pues a pesar de tanto maltrato había logrado salir a flote. Allí vi un periódico con una noticia horrenda: Anciana de 78 mata de una pedrada a recién nacido. ¡Era mi tía! Rápido oré pidiendo a Dios misericordia por ella, pero más rápido llamé: “Necesito un buen abogado, quiero pagar una fianza. No quiero que esa señora sea más abusada de lo que ha sido por nosotros los niños. ¿Por qué? Hay veces que los hijos pagamos la cuenta de nuestros padres. Hoy Omi (tía mamá) tiene 101 años. Yo viajé desde lejos para decirle: “Gracias mi viejita, siempre te he querido mucho”.


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ABRAZOS


Hay muchos tipos de abrazo, pero hay dos bien especiales:

El abrazo lleno de emociones se da cuando se tiene tiempo sin ver a alguien, y cuando se ven de lejos corren unos hacia los otros. No se dan cuenta de que van en el aire como si fueran aves, con los brazos abiertos como alas. Cuando se abrazan, juntan los corazones en “emociones encontradas”.

El otro abrazo se da con suavidad, despacito. Es el que sucede cuando se decide decir “sí”, ya sea por un negocio, perdón, un “te quiero”, “ayúdame”, “te necesito” o “siempre te he querido”, no importa la situación que hayan pasado. Se vuelven uno al otro, quedan de frente juntitos y sus corazones sienten los mismos deseos. Laten suavecito; ¡ay Dios mío, qué rico!


©2014 SABIDURÍA EN LETRAS


FAMILIA


La familia es un sistema social viviente, fuente tanto de gran tensión como de recursos de apoyo. La familia es el principal y más poderoso sistema emocional al cual pertenecen los seres humanos.

La familia es la base de la sociedad. Está activada, vive y evoluciona.

Gran tensión: situaciones, preocupaciones, problemas positivos o negativos.

Recursos de apoyo: amor, protección y cariño.

Sistema emocional: está en cada uno de nosotros.

Compartimos: valores y normas; costumbres, elementos naturales y funcionales.

La familia es un elemento natural y fundamental de la sociedad y del estado.

Amor, apoyo, emociones, valores.

Bendiciones para poder compartir el cúmulo de cosas en un entorno sano y funcional. Defender con valores, desarrollar la vida.

Siempre de lo negativo se saca algo positivo. Buscar más lo positivo que lo negativo; no enfocarnos sólo en lo negativo.

Revertir la moneda negativa a positiva:
No seas bobo.
Tú no sirves para nada.
Tú vas creciendo con esto.
No seas bruto.
Tú no sabes hacer nada.
Qué vago eres.
Todas estas palabras son maldiciones para nuestra familia.

Hay miles y miles de cosas que se pueden hacer en familia.

Nunca pongas el dinero como tu dios.
Lo que hay se puede distribuir entre prioridades.
Las cosas se hacen cuando se pueda.
Nunca, nunca usar lo de la familia para otras cosas.
Hay que aprender a controlar la familia.
Lo más importante en la familia es la unión.
Las prioridades se han invertido. Mientras en la familia no se formen prioridades, el gobierno no va a resolver la criminalidad, sólo y siempre dirá: “¡Eso lo vamos a resolver!”.
Muchos malhechores no se arrepienten porque creen que Dios no puede perdonarlos. Yo me arrepiento de corazón; Jehová me perdonó.

El maltrato está tan arraigado como el pecado que llevamos desde los genes de nuestros primeros padres Adán y Eva.


©2014 SABIDURÍA EN LETRAS


CUANDO TE SIENTAS CANSADA DE LUCHAR, PIDE EN GRANDE Y VERÁS…


1992. ¡Cuánto lloré aquellos 20 mil pesos perdidos! Doce años ahorrando cinco, diez, quince pesitos. Yo era una madre de cuatro hijos que trabajaba de sirvienta veinticuatro horas al día, siete días a la semana y ganaba 23 pesos mensuales.

Todo comenzó con un engaño.

Subí a ese avión llena de ilusiones a buscar una mejor calidad de vida. Sólo pensaba en mi familia, nunca en mí. De pronto, en el avión, oí el llanto de un niño. Lloraba inconsolable en los brazos de su madre. Con miedo me levanté de mi asiento, pues era la primera vez que subía a un avión. Y suavecito, con mucha humildad, le dije: “Señora, ¿me permite ayudarla?”. Ella rapidito me tendió sus brazos y me dio al niño, que se arrulló conmigo. Tres horas durmieron él y la madre. El niño despertó tranquilo y comenzó a pasar sus manitos por mi cara como si dijera: “Llevas a tu salvador cargado”. Le entregué el niño a la señora, pues el vuelo era con escala. Ella estaba bien agradecida y me dio una tarjeta. Me dijo: “Si regresa a su país, llámeme”. Guardé la tarjeta.

De regreso a mi país a los 29 días con lamento, dolor y tristeza, me decía: “¡A comenzar de nuevo!”. Tres meses habían pasado, entonces vi la tarjeta. Quise saber del niño. Llamé, pero no contestaron. Al rato me devolvieron la llamada. Era una oficina de recursos humanos. Pregunté por el niño y me respondieron: “La llamaremos luego”. A los cinco minutos sonó el teléfono; me dieron una cita para el próximo día a las 7:30 de la mañana. Asistí, bien elegante, pero con mucha humildad que se notaba. Al entrevistarme, mientras la señora buscaba, comentaron: “Treinta y cinco años, seis pies con cinco pulgadas y 120 libras. Tiene conocimiento de armas”. Yo pensé: “¿Será para una película?”. Le dije muy tranquila: “Joven, perdone, yo sólo sé atender niños y no tengo muchos estudios”, por no decirle que nunca había ido a una escuela.

En el tiempo que me tomó llegar a mi casa me habían llamado diez veces. Todas las referencias eran buenas. “Si logra que esa persona trabaje para usted, se salvó. Ella corre todos los roles”. Me llamaron para una nueva cita. Yo me dije a mí misma: “Voy a pensar en grande. Si ellos tienen tantas exigencias, ¡yo también!”.

La experiencia se hizo ley. Y pedí en grande; ante todo un buen seguro médico que me cubriera a mí, mi mamá y mis hijas. Para viajar visto traje sastre y zapatos cómodos. Para trabajar necesito uniforme para cada ocasión, preferiblemente blanco. Los zapatos de enfermera hay que pedirlos a Venezuela. Pantis, brassieres de acuerdo al color del uniforme. Medias de soporte color beige o blancas, cortas y largas. Pijamas de pantalones largos con colores bonitos y decentes. Pañuelos y lazos para el cabello, que combinen con los uniformes. Ajuar completo para la playa, incluyendo sombrero y protector.

Por último y lo más importante: la habitación tiene que ser fresca, limpia y clara, con una cama cómoda.

Para yo comer: debe ser poquito pero bien servido, pues ya venía arrastrando el maltrato que le daban a la sirvienta.

Para el aseo: colonia y desodorante suave al olfato.

Otras cosas: me gusta viajar, las bodas, bautizos, playa, campos; siempre tengo el equipaje hecho. Me gusta viajar en barco, avión, yola. Me gusta compartir, leer y escribir.

El sueldo: de acuerdo a sus exigencias y las mías.

Así fue lo que pedí. “Bueno Jehová, que sea Tu voluntad y no la mía”, oré dentro de mí.

“¡Esa es la mía! ¡Esa es la mía!”, clamaba la señora. “¡Es lo que ando buscando! ¡No puedo perderla, contrátela! ¡Si la pierdo, usted también perderá su trabajo!”.
“Ay, Dios mío; nos hemos exigido tantas cosas”. Pero se nos había olvidado lo más importante: cuál iba a ser mi trabajo. Ni la muchacha de recursos humanos me lo dijo, ni yo se lo pregunté.

El trabajo.

Cuidar ese niño de meses que había tenido en mis brazos, en aquel avión de paso por Panamá. Hijo único de una familia en la que el padre que aspiraba a ser presidente.

Todos mis pedidos fueron concedidos. Siempre digo que fueron esos 20 mil pesos perdidos y Panamá lo que me abrieron las puertas al mundo.

Mi salvador tiene 24 años. Yo espero con amor poder cuidarle a sus hijos.


Firma: Hasta perdiendo se gana



©2014 SABIDURÍA EN LETRAS


MIMOS

Me gustan las fiestas de besos. Recordar es vivir. Hoy amanecí traviesa y enamorada.

¡Guao! Qué bello es el pompis de mi amado. Me gusta que mi pareja se deje querer, besarle el cuello.

En tres ocasiones diferentes conocí a tres hombres que me dijeron que en un mes habían sido más besados y mimados que en todos sus años de vida. Que habían dormido más cómodos en mi cuerpo que en el de cualquier otra persona. Me gusta, me gusta… Aunque digan que no, a ellos les gusta. No se dan cuenta de que son como los niños; les gusta sentirse amados. “Eres buena, por eso te quiero y respeto. ¡Anda, sígueme amando!”.


©2014 SABIDURÍA EN LETRAS