Amaneció
lloviendo
llueve
en mi alma
una
fuerte borrasca
inconmensurable
cruel
lluvia
que lo empapa todo
inundando
aquellos sentimientos
los más
profundos
los
secretos
los
oscuros.
Despierto
una vez más.
Siento la
lluvia
en las
entrañas
arreciando
severa
destrozando
hilo a hilo
el
tejido que arropaba
impermeable
y cálida
esta
larga espera.
Me
percibo viva.
Herida
irremediablemente
profundamente
pero
viva.
Llegó
el momento
al fin…
Es
impostergable
francamente
ineludible.
Debo
sanar.
Crecer
aunque
inevitable
no es un
paseo dominguero
relajado
entretenido
nunca lo
ha sido
no lo
es
para
nadie
...lo
sé.
Vivir
tampoco es fácil.
A veces
nos conformamos
tan
sólo con existir
presenciando
el desfile
desde
la barrera
en
tercera persona
sin atrevernos
a participar
en él.
Disfrutamos nuestra niñez
jugando a ser grandes
no podemos esperar
¡queremos crecer rápido!
así
como esponjas
absorbemos cuanto nos rodea
coleccionando una por una
las piezas necesarias
para construir el carácter
y formar el rompecabezas
aún desordenado
de lo que será la vida.
Entonces
más temprano
o más tarde
sucede.
Atravesamos la adolescencia
sin comprender
sin entendernos
luchando contra todo
con nosotros mismos
preceptos
cánones
verdades aprendidas
artificiales
impuestas
obligadas
ideas
sentimientos
hormonas desatadas
a veces desquiciadas
sufriendo por la escasez de juicio
y de tantas otras cosas…
sobreviviendo más bien
aprendiendo a golpes, a tropiezos
a bofetadas de humildad
y traiciones a la buena conciencia.
Y si logramos pasarla
con moderado éxito tal vez
sacándole algún provecho
al menos eso es lo
que se espera
más bien lo que se
necesita
lo justo nomás
eso…
lo prioritario
crecer
vivir
aprender a sentir…
con cada neurona
cada fibra cardíaca
y cada suspiro del alma.
Si nos sobreponemos a ella
la tirana adolescencia
madurando en el camino
poco a mucho
mucho a poco
tropiezo a traspié
carcajada a grito
podemos salir airosos
pisando firme
en ruta a la vida
que nos espera
siempre frente a nosotros
puertas abiertas
brazos extendidos
vía franca
hacia el porvenir.
Salió el sol al fin.
El amanecer descubrió mi alma
llorando
gota a gota
un océano profundo
por mil milenios.
Su llanto silente
perenne
desbordado
saló mis heridas
sangrantes
empantanadas
momificadas
resecas…
Cuánto
me pesan
ahora
retroactivamente
implacables
aplastantes
los
malos ratos
retroalimentados
maltratos
esporádicos
por adolescentes
que
adolecen
de
resabio visceral.
Reverbera
inconfundible
el eco
de gritos
insultos
circunstanciales
burlas
tontas
que sólo
nos reflejaban enteros
a
nosotros mismos.
Desplantes
plantadas
ocasionales
tanto me
apena
la
falta de tolerancia
poca
paciencia
también
la arrogancia
indiferencia
de
aquellos niños tontos
que se
saben dueños
del
mundo.
Coraje repentino
desdén explosivo
cambios
de humor
incomprensibles…
histeria
ubicua
inmadurez
que
comerciamos ilegalmente
sin
permiso mercantil
ni
liquidez.
Defectos
germinados
abonados
meticulosamente
crecientes
en franco
desarrollo
exacerbados
flagrantes
inflados.
Llovía
en la noche del pasado
y por
fin amaneció.
A pesar
de tanta lluvia
salió
el sol
destrozando
la oscuridad
apartando
las nubes
secando
los charcos rebeldes
llenándolo
todo
de vida
y color.
Crecer
no es fácil, lo sé
no, no
lo es, no…
…nunca
lo fue.
Pero ahora
triunfalmente
seguiremos
creciendo
mientras
vivamos
en
medio de la brisa fresca
bañados
de luz y calor
desde este
instante
y para siempre.
© 2010
PSR Patricia Schaefer Röder