sábado, 13 de diciembre de 2014

La educación y el ser humano


El 21 de septiembre de 2014, El Nuevo Día publicó “Callejón con salida”, un artículo escrito por el escritor puertorriqueño Luis Rafael Sánchez sobre la violencia por falta de educación en Puerto Rico, usando el ejemplo de los asesinatos de Nadgie Cintrón Vázquez y Ada Santiago Aponte por Nelson Rivera Cruz. Un año antes, la joven pakistaní Malala Yousafzai apareció en The Daily Show donde fue entrevistada por Jon Stuart sobre su lucha por la educación antes y después de haber sido disparada en la cabeza por el Talibán. Mientras Sánchez criticaba la ignorancia del juez (por no haberle dado un mejor castigo al asesino), al abogado de Cruz (por haber defendido a un salvaje) y al público (por no haber dicho nada en contra de la situación), Malala explicaba la cobardía del Talibán por tenerle miedo a una niña con un libro, porque saben que con educación se logra la paz. Ambos opinaron que la educación es el mejor instrumento que se puede usar para resolver los problemas sociales en sus países. Los dos opinaron que la educación aboga por la tolerancia y evita el crimen. De hecho, tenían razón en que la educación logra todo eso y más, porque es aprendiendo que uno descubre cosas sobre el mundo, los deberes y los valores. La educación es el utensilio perfecto para crear una sociedad más tolerante y menos ignorante.
El tema de la educación contra la ignorancia y lo malo está presente en el artículo escrito por Luis Rafael Sánchez sobre el escándalo de Nelson Rivera Cruz cuando mató a su pareja, Nadgie Cintrón Vázquez, después de haber pasado catorce años en la cárcel por haber matado a su primera esposa, Ada Santiago Aponte. El problema más grande sobre la falta de educación es el mismo que con otros temas importantes como la abundancia del racismo y la falta de los derechos de la mujer; la gente piensa que ya no existen. Hasta en lugares que han avanzado mucho en los últimos años, como Puerto Rico y los Estados Unidos, aún existen los tres errores de sociedad mencionados y los últimos dos son crías del primero. Esto lo menciona Luis Rafael Sánchez en su artículo, especialmente preocupado en cómo la educación afecta el maltrato en Puerto Rico. “(Si no tenemos cuidado) en Puerto Rico matar a mujeres puede llegar a transformarse en un pasatiempo siniestro”. Tiene razón, porque se dice que en Puerto Rico el porcentaje de violaciones, abusos y matanzas de mujeres ha estado escalando. Hasta en la categoría de los castigos a estos violadores y asesinos, se puede decir que Puerto Rico está un poco retrasado. El mismo Nelson Rivera Cruz mató a un ser humano de carne y hueso ¿y qué le sucede? Catorce años en la cárcel. Eso no es nada comparado con otros casos en el exterior, donde el mismo crimen resulta con 43 años de cárcel (como le pasó a Kinzie Noordman en California, Estados Unidos por haber hecho lo mismo que este hombre), o hasta la pena de muerte. Obviamente, esto es producto de la ignorancia, pues sin educación sobre errores contemporáneos en las escuelas y en los hogares (probablemente por el tabú contra la educación sexual y marital, y la falta de conocimiento de lo extranjero), las personas aprenderían desde jóvenes lo que es aceptable y lo que no es. Pero Sánchez dice que esto se puede cambiar. “…Si el callejón no tiene salida, hay que buscársela a como de lugar y sin postergar la voluntad de encontrarla. A dicha búsqueda y encuentro solo conducen los senderos liberadores de la educación”,  dice, “que consiste en preparar la inteligencia y el carácter para la difícil y problemática vida en sociedad. O educamos o perecemos”. Esta cita lo dice todo; al menos que se eduque al pueblo contra la violencia y la ignorancia, uno no puede esperar que no la haya, pues el ser humano está fabricado casi siempre para imitar lo que le rodea si no tiene conocimiento de algo mejor.
Igual que Sánchez aboga por el uso de la educación para eliminar la ignorancia sobre los derechos civiles, Malala Yousafzai ha estado haciendo lo mismo de ambas maneras; por medio de la escritura y la acción. Después de haber protestado por los derechos al estudio de las niñas desde muy joven, fue disparada por el Talibán, pero aún sigue peleando, su valentía es el motivo del honor del Premio Nobel de la Paz. De acuerdo a Yousafzai, la mejor manera de derrocar al Talibán es enseñándole a la generación joven, porque la escuela no sólo le enseña a los niños la lógica de las materias; también contiene el rasgo de la compasión. Alerta a los niños sobre el mundo, de lo contemporáneo y de lo desconocido. Como le dijo a Jon Stuart en su entrevista legendaria, “La mejor manera de pelear (contra el Talibán) es la educación… la gente piensa (los niños) ya están yendo a la escuela y ya están aprendiendo sobre la química y la física y la matemática, y están cansados. La escuela no es solo para aprender sobre diferentes materias. Te enseña sobre la comunicación, sobre la igualdad, porque los estudiantes son premiados por las mismas cosas; los tratan igual a todos… Los enseñan a aceptar lenguas diferentes, tradiciones diferentes, religiones diferentes…”. Es difícil pensar que esta niña viene de Pakistán, un país famoso por el maltrato y la omisión de los derechos de la educación de la mujer; un país en el cual la falta de educación es enorme y el crimen aún más.
Esto trae un nuevo punto. Que en Pakistán haya mucho crimen y poco acceso a la educación es una cosa, pero que la religión del Islam y las personas de ese país sean vistas como crueles y poco desarrolladas, es otra. Estos estereotipos existen por un solo grupo de extremistas y terroristas llamado el Talibán, que usan la religión del Islam y la falta de derechos del pueblo pakistaní como excusa para expandir su propia política, pero esto no lo sabe la gente inculta, racista, que piensa que porque haya dictadura en algún país, la mentalidad de los que están siendo oprimidos se vuelve la misma del que los oprime. ¿Cuántas veces hemos oído que los alemanes son nazis, que los latinoamericanos son brutos o que los musulmanes son misóginos? Pacientemente, la víctima del racismo intenta educar al racista después de que oye algo así sobre su propia cultura. “Están usando mal el nombre del Islam”, dijo Yousafzai en la entrevista. “Estaban diciéndole a la gente que ‘estamos haciendo esto por el Islam, estamos haciendo esto por Alá, estamos haciendo esto por Él, buscando la paz en Su nombre’, así que estaban usando la religión para su propio beneficio”.
En verdad, el hecho de que alguien tenga que explicar esto demuestra la ignorancia del público. No se reconoce la diferencia entre una religión y el terrorismo. No se reconoce la diferencia entre una feminista y una radical, y esto es triste. Los estereotipos y los rumores son iguales por el hecho de que los crean personas no educadas, personas que no conocen la diferencia entre lo posible y lo verdadero, pues las dos cosas no son iguales. En Puerto Rico —igual que en todas partes del mundo— siempre pasa lo mismo acerca de los abusos a la mujer y por causa de la falta de educación y la mente abierta: sucede un caso de violencia doméstica y ¿qué le preguntan a la mujer? “¿Qué hiciste para provocarlo?”. Ocurre una violación y ¿qué le preguntan a la muchacha? “¿Cómo estabas vestida y por qué piensas que sucedió?”. El hecho de que la víctima sea culpada por una violación es horrible, pero también es falta de educación, porque aún no se le está enseñando a los niños en la escuela ni en la casa que es sexista querer que una mujer se vista de tal manera y después culparla por la ropa que tiene puesta. Tampoco les enseñan que culpar a una víctima de cualquier violación por cualquier razón es ridículo, porque una mujer con ropa apretada no tiene la culpa de que exista gente loca que usa eso como una excusa para violarla. Como dijo Sánchez en su artículo, “Alerta roja: En cuanto el interlocutor principie una enunciación con el bochinchero: ‘Yo no lo digo, lo dicen por ahí’, sepa que se avecina la tanda de desmerecimiento… ‘Por ahí dicen que llegaba al hogar más tarde que el marido’. ‘Por ahí dicen que usaba faldas demasiadas pegás’”. Los estereotipos y los dobles sentidos se eliminarán fácilmente con la educación, porque la educación permite el entendimiento de los casos de los demás. Permite la tolerancia. Si la sociedad fuera educada, no existirían los estereotipos, ni la discriminación, ni los rumores, porque la gente estaría consciente de cómo son los demás, por haber aprendido a serlo. De esta manera, los puertorriqueños podrían ayudarse unos a otros y hasta a los demás países en los que el crimen, el discrimen y la ignorancia abundan más.
Honestamente, puedo decir que estoy de acuerdo con todo lo que dicen ambos héroes mencionados anteriormente. Estoy contenta de que existan niñas tan fuertes como Malala Yousafzai, que nos dan a las demás la esperanza de que cambie el mundo; que ya no haya dobles sentidos, ni pocas oportunidades, ni tampoco brechas salariales para nosotras las mujeres. También me agrada saber que no estamos solas, porque también existen hombres que se preocupan por nuestra posición en la sociedad y les parece injusto que a un homicida le den menos tiempo encarcelado que a alguien que mató a su caballo. Al igual que Yousafzai y Sánchez, pienso que con la educación es posible ponerle fin a los problemas que nos rodean. Aún existe el racismo, el sexismo y el abuso de cualquier tipo. En mi casa se hablan tres idiomas. Igual, cuando digo que hablo español, nadie me cree. Cuando digo que hablo alemán, me preguntan si soy antisemita. Aún no se ha llegado a la tolerancia porque no somos suficientemente educados para ser tolerantes. Más que cualquier otro lugar, la escuela impone la tolerancia porque como estudiantes estamos obligados a estar varias horas al día con personas que pueden ser diferentes de uno. Además, nos educan desde pequeños a ser compasivos y esto generalmente se queda estampado en nuestro cerebro: No se odia a los que vienen de otro país. No se odia a los que son de otro color. No se odia a los del partido de derecha. No se odia a los del partido de izquierda. La educación también nos propone las soluciones que luego nos vendrán bien cuando haya que trabajar en grupo para parar cosas como la violencia o la dictadura. Un pueblo educado pelea por lo que es justo. Un pueblo ignorante no sabe hacerlo.
En fin, no se puede negar que la falta de educación es el mayor problema que lleva a la sociedad y al ser humano a cometer barbaridades, como abusar a los demás y crear estereotipos e ilusiones falsas sobre lo que no se conoce. Ojalá que gente como Malala Yousafzai siga peleando por su derecho a ella y gente como Luis Rafael Sánchez siga escribiendo sobre la falta de ella, porque ellos dos son verdaderos educadores. Educan al pueblo regando su voz y hablando sobre lo que realmente es importante; la educación. De un mundo inculto se puede crear otro educado y tolerante. Solo hay que mantener el cerebro y los sentidos abiertos.

© 2014 UMS