I
Hay distintas
banderas para simbolizar distintas situaciones. Todos los países tienen su
bandera. Hay la bandera de las enfermedades como la del cáncer, las de las caminatas,
las de las creencias religiosas. En cada alcaldía hay una bandera que es la que
simboliza ese pueblo. La bandera de Puerto Rico tiene una estrella y tres
colores: rojo significa sangre, azul paz, el blanco luz. La bandera se debe
doblar con el color azul hacia arriba. La bandera se usa en los entierros de
los militares y de personas que han sido gran ejemplo para la sociedad. La
bandera de los Estados Unidos tiene 50 estrellas y está luchando para conseguir
la estrella de Puerto Rico para tener 51 estrellas, si Puerto Rico logra la
estadidad. En las alcaldías se iza la bandera en símbolo de luto cuando muere
una persona que le ha servido al pueblo. Hay una bandera muy importante que
significa paz para la mujer o no más violencia para ella. La bandera es un
equipo bien importante; hay que tratarla con mucho amor y respeto, ya que por
algún motive nos representa en todos los lugares.
II
Para mí la
bandera puertorriqueña es el símbolo de la lealtad a mi país. Me recuerda que
somos una estrella que vuela reposada en el firmamento. Me recuerda que le
debemos algo a nuestra patria y es hacerla valer libre de la opresión del
coloniaje. Me recuerda que también ondea en los fieles que están fuera del
país. Especialmente en Nueva York. Allí la gran comunidad puertorriqueña le
rinde tributo bailando la bomba y la plena frente a ella. Mas si hablamos de
bomba y plena, la isla es testigo de la independencia con que se mueven las
caderas y los pies ondeando la falda que le canta a su cuerpo quieto sobre la pared,
o vibrando en el tambor del tocador. Es el llamado al patriota para que la
defienda dondequiera que esté y vaya. Es como la amapola; la encontramos dondequiera
que vamos. Es un eco solidario que vibra en quienes la encuentran. Es una pausa
para la reflexión: ¿qué carajo estoy haciendo por mi país? Es una sonrisa
blanca que trae paz y confianza en que podemos forjar un mejor porvenir.
III
Recuerdo la
primera vez que la bandera de mi país formó parte de mi conciencia. Tenía
alrededor de 8 años. Era el principio de la década de los 70 y, para ese entonces,
mi madre y mi padrastro eran seguidores del Movimiento por la Independencia de
Puerto Rico. Fue una época de mucha represión política en el país; tanto que,
poseer o exhibir la bandera de Puerto Rico era razón suficiente para que las
autoridades policiacas o los agentes encubiertos, llamados ”Camarones”,
rondaran tu casa en los carros fantasmas, como se conocían en esa época. Así
que en mi casa siempre estuvieron presentes la bandera de Puerto Rico, la del
Grito de Lares y la del Movimiento Independista, la que es hoy la del Partido
Independentista Puertorriqueño.
No recuerdo cuál
fue el motivo, pero un día me preparé para dibujar la bandera puertorriqueña.
Me veo a mí misma sentada en el pasillo con un papel en blanco, un lápiz, una
goma de borrar de las que ya no existen y una regla. Al final del pasillo se
encontraba la puerta principal de la casa. De ésta, colgaba la bandera de
Puerto Rico pero esa puerta nunca se abría... por razones obvias. Empecé a dibujar.
Tracé primero el
triángulo y luego comencé a tirar rayas una detrás de la otra. La estrella la
dejé para lo último. Había trazado más de 10 líneas cuando mi padrastro se
acercó, observó y me preguntó qué dibujaba. Le expliqué. Sin mediar comentario,
se sentó a mi lado. Era un gigante para mí, pues medía 6 pies. Me solicita que
observe la bandera. Luego me pide que cuente cuántas franjas rojas y blancas
hay. Observo y le digo. También me pide que le indique de qué color es la
franja que toca la punta del triángulo. Contesto. Finalmente, se levanta, busca
otra hoja de papel y me dice: "Ahora sí sabes cómo es nuestra bandera. La
de muchas rayas no es la de aquí y a esa la llamamos “la Pecosa”. Procedí a
dibujarla con conocimiento.
Ese día aprendí
a dibujar la bandera de mi país. No puedo decir que fue un momento de
revelación iluminadora, pero sí fue un instante donde varias semillas en mí
comenzaron a germinar. A lo largo de mi vida relaciono a ese evento, procesos
de madurez que son ahora principios de vida.
Primero, aprendí
a observar los detalles de algo que veía todos los días. Que lo que veo, no
necesariamente incluye detalles que corresponden a mi percepción visual. Sin
embargo, no debo temerle a mi iniciativa a plasmarlas en otra dimensión. Sólo
así veré más allá de mis sentidos físicos. También, germinó en mí la confianza
para desarrollar las destrezas que me ayudan a diferenciar lo que nos parece
igual y a destacar lo que es único, como la bandera de cada país.
Finalmente, aprendí
a escuchar a quienes conocen más que tú, cómo ocurrió con mi padrastro. Aunque cinco
años después, tuve que enfrentarlo con un bate para defender a mi mamá de sus
golpes y amenazas de muerte. Por ello, tuvimos que huir de nuestra casa en una
época donde no existía la frase “violencia doméstica” y mucho menos había un
albergue como lo es la Casa Protegida Julia De Burgos. En todo ese contexto de
historia personal, ¿qué significa para mí la bandera puertorriqueña? Un punto
de partida para hacer y ser en el mundo que me rodea.
IV
Algún día pasará;
mi bandera flotará en lo alto sin compañía de la pecosa; sí, la de los yankees.
Los que una vez al mes mandan par de pesos y se creen que son la gran cosa.
Cuando lo que es malcriarnos y hacer de nosotros unos recostados. Yo digo no,
coño, que no; que la estrella puertorriqueña no cabe en la americana. Azul,
blanca y colorada y en el medio una estrella, qué bonita bandera es la bandera
puertorriqueña. Alcemos nuestros machetes, nuestras manos, que venga la
agricultura, la recolección, trabajo de aquí para aquí, si sobra, pá fuera.
Basta ya eso de que a los 18 años no hay para trabajar y le pase como al tío
Sam y fue a parar allá en Vietnam y regresó en una caja con la bandera americana.
Se ganó y que una medalla, la democracia fue saciada. Si otros pudieron, nosotros
podemos también. Hay que juntarnos como uno solo; hay que vivir por la patria y
para la patria. Yo quiero mi isla libre sin la sombra de los grandes tiranos:
“los gringos”. Que viva, que viva Puerto Rico, libre; libre de opresión y de
humillaciones por $130.00 pesos al mes. Hay que trabajar y ganarse las cosas
con el sudor de la frente, trabajar por lo que se quiere. Espero poder ver mi
bandera flotar en lo alto sin la pecosa al lado para que brille con luz propia
en lo alto, muy alto.
V
Ondea, ondea…cuando mi bandera ondea, a mí orgullo
me da
Sabias palabras
y ritmo de Don Tite Curet Alonso. Descubrí ese respirar profundo que llena de oxígeno
inmortal criollo mis mortales pulmones, pero también el orgullo y honor de en
un fuerte susurro poder gritar al viento…
Traigo sangre borinqueña, soy hija de las palmeras,
de los llanos, de los ríos y del cantar del coquí
Mil gracias a mi
tío Moisés Rosa Ramos (padre y prócer en mi historia puertorriqueña), porque él
se encargó de darme un abrazo, un beso, una llamada, un suave pero firme regaño
cuando me lo ganaba… porque mi padre, Ramón L. Giusti Ortiz en ese entonces entendía
que todo lo antes descrito era símbolo de debilidad. En mi familia, como en la
gran mayoría antes y hasta el sol de hoy, unos son más “PNP” que la palma y Don
Luis A. Ferrer y otros, por el contrario, son más “PPD” que Don Luis Muñoz
Marín y la pava…
Pero la vida
sigue su curso y alguien descubre ese perfume, diferente, limpio… curiosidad
ingenua que lleva a “otra verdad”… Comenzó a crecer en mi “Prócer”, Tío Moisés,
al ir al Seminario Evangélico a buscar y saciar su fe, también encontró la
oportunidad de leer, estudiar, confrontar, verificar fuera del barrio, del hogar,
lo que le habían enseñado en la escuela, en el templo. Retó la historia que nos
enseñan…amañada a lo que quieren se sepa y cómo se aprenda. Qué muchos hubo
antes que Tío Moisés, que retaron lo que se veía a simple vista y diferente en
el horizonte; patriotas desterrados, otros en lo oscuro del clandestinaje: una
diáspora diferente que nos regala desde fuera de la Patria un 22 de diciembre
del 1895, la bandera que acogimos, abrazamos, amamos y es nuestra.
Mi bandera hace
que mi pecho se ensanche. Me hace vibrar, me emociona hasta una sonrisa con
lágrimas, con garganta ahogada en orgullo, poder ondearla al viento y gritar, “¡¡¡Puerto
Rico!!!”. Ver a un pueblo que aún lo siguen carpeteando solo por llevar su
bandera en donde más importa y nadie puede quitárselas, nadie puede quitármela:
en mi alma y corazón. Quién pudiera ser atleta que luego de luchar “a mano
pelá”, que dan el máximo sin recursos, sin ayuda, pero con la frente en alto,
de frente al mundo y no temen soltar un grito genuino, puro…¡¡Yo soy
boricua…Pa’ que tú lo sepas!!
La tierra de Borinquen donde
he nacido yo…es un jardín florido
de mágico primor…
Pero según alguien me cuenta,
dicen que la luna es una…
Sea del mar o sea montaña…
2 ‘y así le
grito al villano…
“¡¡¡Yo sería borincano aunque
naciera en la luna!!!” ’ 2
Ondea, ondea, cuando mi bandera
ondea, a mí orgullo me da...
VI
Borinquen… ¡¡¡Sí,
Borinquen!!! que significa “tierra del altivo y valiente señor”, en la cual
habitaron los arcaicos, los igneris, los huecoides, los pre-taínos y los
taínos. Estos últimos tenían moneda, sistema de gobierno, idioma, capital, el
nombre de su isla gentilicio… ¡¡¡Boricuas!!!
Llegaron los españoles
dizque a salvarlos y educarlos… “¿Pero quién descubrió a quién?”. Los taínos
fueron esclavizados, sus mujeres violadas, su orgullo y honor mancillado. “¡¡¡Son
dioses”!!”. Pero el “dios español” Salcedo… demostró que eran solo humanos…
Sonó, sonó fuerte el tambor de guerra y anhelada “libertad”. ¡¡¡Revolución!!!
Al frente su principal Cacique Agüeybaná II “El Bravo”.
Marchaba valientemente con su “guaní”,
disco dorado, blanco fácil del soldado,
que en un disparo a su vida pone fin…
Agüeybaná, Agüeybaná…
Agüeybaná, Cacique Borincano
su nombre está grabado en la eternidad
En Borinquen un
genocidio en nombre de la Corona y los Reyes de España. A falta de mano de obra
para el trabajo de sol a sol, comienza a llegar gente de piel oscura, de
lejanas tierras, para ocupar el espacio de los habitantes originales de
Borinquen. Eran esclavos, eran africanos.
Los taínos
dijeron mucho vocabulario, como por ejemplo:
Guariche - mujer
Guacokio - hombre
Guakia - nosotros
Turey - cielo
Xaxabi - cotorra
Guaili - hijo
Caraya - luna
Casabi
- pan
Guatiao - amigo
Baba - papá
Jeteki - 1
Yamoka - 2
Canocúm - 3
Batey - plaza
Llegaron a
extinguir a los taínos, esclavizar a los negros africanos, que además de
arrancarlos de sus tierras, darles una vida de golpes, desarraigo, entonces tuvieron
que dejar su religión, sus creencias y para salvar sus almas se les impuso la
religión católica. Solo Fray Bartolomé de las Casas fue el único que expuso la
realidad del trabajo forzado, las atrocidades, el carimbo, la extinción de los
nativos y el abuso con los negros. Tienen que rezar, adorar a nuestros dioses.
Pero la esclavitud no borró la inventiva y continuaron con su religión, tradiciones,
música, canciones…
Por la encendida calle antillana
va Tembandumba de la Quimbamba
–rumba, macumba, candombe, bámbula...
Haití te ofrece sus calabazas
fogosos rones te da Jamaica
Cuba te dice: ¡dale, mulata!
Y Puerto Rico: ¡melao, melamba!
Por la encendida calle antillana
¡¡¡va Tembandumba de la Quimbamba!!!
Así mantenían
vivas sus tradiciones, su orgullo, sus raíces.
Con la mezcla de
razas, nace el criollo de españoles y taínas, mulatos de negras y españoles y
comenzó a fundirse el espíritu de un pueblo.
Como botín de
guerra, España nos “regala” a los Estados Unidos de América luego de perder la
Guerra Hispanoamericana y fuimos ultrajados por los norteamericanos en
desembarco por Guánica. Porque “norteamericanos”, porque “americanos” somos todos
los que habitamos en esta parte del globo terráqueo.
Si los españoles
no entendieron a los taínos y los exterminaron en nombre de la Iglesia Católica
y los Reyes, esclavizaron a los negros por la misma razón, para los hijos del
Tío Sam, Puerto Rico era una colonia de criollos y mulatos. No entendieron y al
sol de hoy todavía siguen igual, ¡¡¡nuestra cultura, idioma, orgullo y el honor
de ser libre por ser boricuas!!!
Yo habito una tierra grande…
de verdadera grandeza. La que no se cuenta en
millas… Porque es
grande en la nobleza de sus hijos,
citadino, campesino o estudiante…
Que es cuna de hombres sensibles, de pensadores
gigantes… De Oller,
Gautier Benítez, Hostos, Campos, Coll, Betances…
…y de mujeres completes, tesoro de este linaje…
En el año 1868,
Ramón Emeterio Betances, desde el destierro en la República Dominicana y
luchando por la independencia de Puerto Rico, Venezuela y Cuba, propone hacer
una bandera parecida a la dominicana para comenzar a darle identidad a la Patria,
la cual se encarga de bordar la añasqueña Mariana “Brazo de Oro” Bracetti, la
cual fue utilizada en el Grito de Lares y allí quedó respetada y adoptada en el
Municipio de Lares.
No fue hasta el
22 de diciembre del 1895 en una reunión de desterrados, patriotas y su
clandestinaje, que se presenta como regalo adelantado de Navidad la que pasa a
ser la que hace que nuestros corazones se inflamen de orgullo, pasión, vida y
emoción. Esa linda bandera, nuestros atletas, estudiantes, Miss Universo,
cantantes, actores, actrices, jueces, directores, músicos, héroes, astronautas,
ingenieros, científicos… Con esa linda bandera. Con un Roberto Clemente…
¡¡¡Quién no se siente patriota!!!
Nuestra bandera
fue creada por el periodista manatieño Antonio Vélez Alvarado (alias Yuri),
amigo del Padre de la Patria Cubana, José Martí. Vélez Alvarado comentó que en
un raro momento de daltonismo mirando da bandera de Cuba, vio los colores
invertidos, a lo que pensó: “…si los cubanos y puertorriqueños vamos a pelear
juntos como hermanos…nada más justo que las banderas de cada patria libre sean
también hermanas, con solo una ligera inversión de colores.
Hoy es la
bandera oficial con la que se identifican todos los puertorriqueños de todas
las ideologías políticas. Con esta el pueblo se identifica en huelgas, ferias,
festivales, piquetes, desobediencia civil, camisas, gorras, artesanía, etc.
Mi bandera, nuestra bandera. La amamos y
llevamos en nuestra alma y corazón
Qué bonita bandera
qué bonita bandera
qué bonita bandera
es la bandera puertorriqueña
Rojo de pasión
blanco de pureza
y en el cielo
azul…solitaria
brilla una estrella.
© 2016 LAS DIVAS
Me gustaria que se profundice mas sobre este escrito de la bandera y si de verdad lo que se publica es verdaderamente creible, ya que dudo mucho que los Estados Unidos de Norte America quieran sumar la estrella de la bandera de Puerto Rico a sus 50 estrellas.
ResponderEliminarEsperando su respuesta con mucho respeto
Saludos; este blog contiene visiones personales de diversos autores sobre los temas que se tratan. Los administradores del sitio no se hacen responsables de dichas opiniones. Gracias por su comprensión.
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