Sagrada
ceremonia aspirar el aroma milenario de las especias.
Degusto
con picardía el agridulce de una solitaria aceituna.
Tanteo
sigilosa la alfombra de musgo en cada piedra sobre la que se posa el rocío.
Sonrío
cuando me saludan a lo lejos las cotorras andariegas.
Cada noche desobedezco mas la milicia de
tu mirada.
Soy hija del verde isleño que arropa
nuestra tierra. No tengo un color favorito. Pero tengo una gran afinidad hacia
los colores tierra: anaranjados, marrones y verdes.
El verde me inspira armonía más que
esperanza. Cuando en el horizonte de nuestros paisajes soleados, surge el
contraste del verde de las montañas con el azul del cielo, siento armonía
interior. Son los tonos perfectos que integran lo celestial y lo terrenal en
nuestro suelo caribeño.
El verde es un color que cubre muchas
dimensiones de nuestra existencia. Desde el orden estricto hasta lo
fashionista: verde militar, verde oliva, verde “chatre”, verde limón, verde monte...
verde luz. Además, todo boricua lleva la mancha de plátano en su corazón.
También el verde es un color que forma
parte de nuestro refranero cultural. Frases como: “ es un viejo verde”, “estoy
verde del hambre”, “las uvas están verdes”, “verde que te quiero verde”, “sapo
verde to you”, son ampliamente conocidas.
Finalmente... a todos regalo una gran
sonrisa para que sean iluminados con mi alma de linterna verde.
© 2018
PUERTO LUNA
No hay comentarios:
Publicar un comentario