domingo, 13 de abril de 2014

EL CAMINO

No quiero recordar ni pensar en eso.

Un camino me recuerda a mi madre que ya no está. Cuando era niña, todos los días miraba ese camino, esperando ver la imagen de una mujer alta, trigueña, con un pañuelo amarrado de la cabeza hacia el cuello, cubriéndose del sol. Imagen que nunca llegaba. Yo corrí muchos caminos para ganar una moneda y llevarle un regalo a mi madre. Luego corría más aprisa para darle la moneda y que ella lo comprara. Cuando llegaba, era tarde. Como siempre, me engañaba. Decía “vengo el sábado, me voy a las cuatro” y se iba a las dos, y yo de vuelta por ese camino.

Una niña triste iba llorando, sin esperanza de cuándo vería a su madre. ¡Pero esas monedas la hicieron pensar! “Las voy a guardar, para cuando sea grande ir a ver a mi mamá, y nunca la voy a engañar”. Ya era una joven y había tomado una decisión: esa señora no será más mi madre; será mi amiga. Sólo el día de su muerte no fui a verla. Quiero recordar a mi amiga como el último día que corrí el camino, pero en barco, para volver a verla.


©2014 SABIDURÍA EN LETRAS


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