viernes, 29 de noviembre de 2013

EL PAYASO


El payaso lloraba amargamente. Parecía más un personaje de ópera italiana que de un circo. Yo vine a reír, no a ver a otro llorar con tanto sentido de lo trágico. ¿Cómo permiten un acto como éste para un público de niños en familia? ¿Estará llorando de verdad? No puede ser. Si sólo le quitaron los globos. Bueno, un niño o una niña lloraría amargamente por eso.

Hay gente sacando pañuelos para enjugarse disimuladamente las lágrimas juguetonas. ¿Ahora qué pasa? El payaso se ha tirado al piso a patalear. Algunos espectadores no han podido aguantar y lloran sin censura. Sus hijos los abrazan tratando de consolarles. ¡Ma’ rayo pele! Este dichoso payaso llorón. ¡Que deje de llorar! ¡Que ría a carcajadas hasta que me arranque esta imponente tristeza que quiero tragar! Todos lloran ahora como si tararearan el estribillo de la salsa clásica: “Basta payaso. Te están mirando. Esos tus ojos están llorando”. Ocurre lo inevitable. Ahora soy yo otro payaso que llora amargamente.


©2013 PUERTO LUNA
LETRAS VIVAS
22 de octubre de 2013


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