viernes, 29 de mayo de 2015

ENCUENTRO

Abrí la puerta. Mis ojos se iluminaron al verla. Quise abrazarla, pero me contuve para no abrumarla. La invité a un café en mi hogar.
—¿Te puedo abrazar para decirte que te quiero mucho, corazón, y soy tu amiga? —dije.
—Dios te bendiga, amiga —respondió.
—Cuéntame qué te ha pasado. ¿Por qué te alejaste tanto tiempo? Aunque haya pasado tiempo fue como si nos dejáramos de ver ayer.
—Deberíamos vernos otra vez. Tengo mucho que contarte, amiga.
—¡Pues adelante! Hablemos...


©2015  ESCRIBIENDO CON FORTALEZA EN LA VIDA

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