martes, 8 de octubre de 2013

LA CITA

Katy está apurada porque tiene una cita. Se siente inquieta y no sabe si irse en ese instante. “Disfruta el momento, la prisa no conduce a nada”, piensa, mientras se maquilla para no perder tiempo y mira su teléfono como si esperara algo. Cada vez está más ansiosa; “ya casi no puedo aguardar”, admite para sus adentros al abanicarse desesperada. “Todo tiene su momento, lo sé”, se dice, “debo vivir y disfrutar cada uno de ellos”. Alisa sus ropas, se mira una vez más al espejo y no puede evitar exclamar, ajorada: “¡Ya estoy lista! ¡Debo ir a mi cita!”. Katy está despampanante; parece una abogada de las películas. Al salir, sólo puede pensar: “Tranquila, nena”, convenciéndose al caminar a paso rápido por las calles de la ciudad, “pronto llegarás, y al final tendrás más conocimiento que antes”. Ya Katy está relax, aunque sigue su ruta con firmeza. “Huy, debo tener cuidado con los deambulantes de esta zona”, reconoce. “Hay que estar siempre pendientes”. Pero su alma le tranquiliza la mente incansable cuando frente a ella cruza la calle una mujer de su edad empujando un coche que lleva un bebé y con otro nene caminando agarrado del manubrio. Respira hondo y sonríe: “Vete segura que todo te saldrá bien… tendrás un lindo día, ya verás… yo voy a ti…”, se dice, al subir los escalones de la entrada del edificio. “¡Al fin llegué!”.


©2013 ¡ESTAMOS LISTAS! 
LETRAS VIVAS
1 de octubre de 2013


No hay comentarios:

Publicar un comentario