A
veces gritamos de dolor, lloramos por temor y nos aislamos por control. Yo
sufrí lo que nunca pensé que sufriría. Padecí. Enloquecí. Caminé por caminos
muy angostos; me golpearon, me encerraron, me gritaron, humillaron y hasta me
pegaron plancha para que dijera una supuesta verdad. Lo aguanté, lo perdoné y
lo intenté, pero cada vez era peor. Después de que sus manos grandes y fuertes
me golpeaban, esas manos me llenaban de regalos y atenciones. Mis hijos
sufrían, lo veían y yo me sentía impotente ante la situación, pero me cansé; me
decidí y entendí que el fuerte sigue fuerte hasta que el débil lo permita.
Ahora estoy lejos de los míos, pasando un camino no recorrido antes pero
enseñándome que yo valgo y sí puedo caminar un trayecto. Siento mucha ansiedad,
pero sé que al final todo será diferente y sólo escucharé una voz que dirá
“Bonita, no te rajes, no te dejes vencer”.
©2013 PALO GRIS
LETRAS VIVAS
31 de octubre de 2013
Excelente idea! Bendiciones para tí y tus alumnas.
ResponderEliminarEn nombre de todas, gracias bella...
ResponderEliminar