A veces
queremos hacer florecer un desierto, pero olvidamos algo: lo que hay es arena.
Puede pasar un año sin sentirse la lluvia, y si llueve, cuando cae al suelo la
gota de agua se seca rápido. En el desierto tampoco hay tierra; está repleto de
arena.
En el amor es
así. Procura mucho buscar un buen terreno para sembrar flores.
Ahora recuerda:
en el desierto, no esperes que salgan flores, cuando lo único que puedes
esperar allí es un cactus con espinas.
© SERENITY 2018
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