Ella miraba por la ventana cuando sonó el
teléfono. Corrió a levantarlo. Era Ángel. Sonreída dijo “¡Hello!”. Al
escucharlo, su semblante cambió. Hubo un silencio prolongado; era el amor de su
vida. Había esperado esa llamada contando los segundos. Con mucha tristeza y
emoción a la vez, no sabía cómo decirle que había llegado tarde. Ángel
tartamudeaba y de pronto comenzó a llorar. Patricia no quería lastimarlo, pero
tenía que decirle que estaba con su hermano. Pasaron unos minutos; sólo se
escuchaba el sonido del silencio, mientras unas gotas cristalinas recorrían las
mejillas de ambos. Colgó el teléfono sin mediar palabra.
©2013 PALO GRIS
LETRAS VIVAS
26 de septiembre de 2013
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