jueves, 31 de agosto de 2017

EL CAFÉ DE LA TARDE

El café humeaba, su aroma llenaba la habitación. El olor era tan rico, que algunos de los bomberos de al lado llegaron con tazas para probarlo. Yo les sugerí echarle unas gotitas de Amaretto, y todos se fueron muy agradecidos. Claudia había traído unas galletitas y unos quesitos para compartir. Nos sentamos a conversar de las noticias y notamos que el mundo en que vivimos está por acabarse, pero aún seguimos en pie de lucha.
—La fe mueve montañas —dijo alguien.
Otra más se quejó:
—Ay, otra vez café. Si saben que no me gusta, pa’ qué me invitan.
—El café me trae nostalgia de mi país, de sus volcanes —confesó la tercera amiga.
—¡Es rico y más ná! —exclamé, defendiéndome.
Así pasamos la tarde, como otras tantas, bebiendo café y charlando.


© 2017 HIJAS DE LA LUNA



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