El café me
recuerda lo rico de una amistad sincera.
El café me
recuerda a mi país, dondequiera que voy hablo de su sabor.
El café me
hace el día; es lo primero que pruebo. Digo “¡Ay, qué rico!”. A un cantito de
pan mojado en un café nadie le dice que no. Si quiere un niño
feliz, póngalo a que lo pruebe.
El café me
recuerda a mi hija, pues yo tenía un juego de tazas pequeñas
y luego me regalaron uno de tazas grandes. Yo medía
el café con la pequeña y luego la vaciaba en la grande.
Un día fui a la cocina y ¡qué sorpresa más linda! Mi hija
estaba haciendo lo mismo que yo hacía midiendo el café.
Cuidado
con lo que hacemos, nuestros hijos nos imitan.
Me gusta
cuando en mi hogar, nos juntamos tres culturas a degustar el café de cada país;
Argentina, República Dominicana y Puerto Rico, y nos decimos “Los tres son
ricos”. Qué rica es nuestra sincera amistad.
©2014 SABIDURÍA EN LETRAS
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