Corría el año 90 cuando a mi amiga y
vecina de República Dominicana le vendieron un sueño falso.
“Vecina, vecina, levántese que vamos a
cambiar de vida”. Me cuenta que su sobrino, el cual ella crió, trabaja en una
agencia de viajes y que el dueño consigue contratos de trabajo en el
extranjero; sólo hay que comprarle el pasaje a él.
Le contesto: “Vecina, yo veo eso muy
fácil, no me convence”. Pero mi vecina y amiga dejó cuatro hijos, casa,
colmado, un buen trabajo de secretaria en la lotería y decía “Me voy, me saqué
la lotería”. Más nunca supe de ella.
Corría el año 93. Una hermana mía me
vendió el mismo sueño.
“Por $5000 te vas a Panamá por tres
meses, vas a ganar $300 semanales”. Y caí.
Llegué al aeropuerto de Panamá a la 1:00
am. No había nadie. A las 2:30 am llamo. “Mejor cojo un taxi; será que esa
mujer está durmiendo”. Estaba yo muy elegante, con tacos, moño. La taxista
preguntó: “¿Pero a qué dirección va usted?”. Entonces me di cuenta de que fui
engañada.
Cuando me bajé del taxi lo primero que
observé fue un vestido bien ramiado* en una esquina de la calle principal. Venía
corriendo hacia mí y su pregunta entre llanto era: “¿Vecina qué usted hace
aquí?”. Fue algo terrible; era mi amiga. Me orientó de lo que había, lo que mi
hermana hacía. “Usted no se va a quedar aquí; regresará con el mismo pasaje que
vino. No quiero que le pase lo mismo que a mí”.
* ramiado: lleno de ramas; se refiere al
estampado de ramas verdes de la tela.
©2014
SABIDURÍA EN LETRAS
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