viernes, 29 de mayo de 2015

LA VIDA DE IFEL

Ifel nació en la provincia de Corrientes en la ciudad de Buenos Aires. Sus padres eran dueños de una de tantas librerías que conviven con los habitantes y turistas. Allí, entre los estantes con los libros, aprendió a soñar, a imaginar y vivir con las letras vivas de tantos escritores legendarios. Estar allí era su puerta para trasladarse a otros mundos.
Ifel no podía caminar del todo; mucho menos correr. Había perdido su pierna derecha en un accidente cruzando una de las grandes avenidas de la capital. De allí el apodo “Unipierna”.
Su mayor ilusión era poder bailar tango. Nunca lo descartó. Por eso lo aprendió a bailar en sus coreografías imaginarias. Tanta era su pasión por bailarlo, que decidió hacerlo en el tablado de su corazón. Para ello, compró unos tacones rojos en vinil. Esa noche, ella fue la estrella del Paseo Gardel.
Todos los bailarines le rindieron pleitesía y honor a su hermosa y valiente presencia. El público le aplaudió cada vez que los bailarines finalizaban su coqueteo y pasión. Ahora ella era la “Pierna Reina del Tango”.


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