Ifel nació en la provincia
de Corrientes en la ciudad de Buenos Aires. Sus padres eran dueños de una de
tantas librerías que conviven con los habitantes y turistas. Allí, entre los
estantes con los libros, aprendió a soñar, a imaginar y vivir con las letras
vivas de tantos escritores legendarios. Estar allí era su puerta para
trasladarse a otros mundos.
Ifel no podía caminar del
todo; mucho menos correr. Había perdido su pierna derecha en un accidente
cruzando una de las grandes avenidas de la capital. De allí el apodo “Unipierna”.
Su mayor ilusión era poder
bailar tango. Nunca lo descartó. Por eso lo aprendió a bailar en sus
coreografías imaginarias. Tanta era su pasión por bailarlo, que decidió hacerlo
en el tablado de su corazón. Para ello, compró unos tacones rojos en vinil. Esa
noche, ella fue la estrella del Paseo Gardel.
Todos los bailarines le
rindieron pleitesía y honor a su hermosa y valiente presencia. El público le
aplaudió cada vez que los bailarines finalizaban su coqueteo y pasión. Ahora
ella era la “Pierna Reina del Tango”.
©2015 PUERTO LUNA
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