Mi garganta ya no encerraba un excesivo
calor; ahora era presa de un enorme nudo que no me dejaba articular palabra.
Esa noche descubrí que el odio podía ser frío. Que la decepción era muda. Que
la incertidumbre era blanca. Saberme traicionada me abrió los ojos a la
inmensidad llena de estrellas, de nuevas posibilidades. Dentro del golpe sentí
un embrión rompiendo la piel de su semilla y supe que mi destino era renacer.
©2013 PSR
una vez... luego de una decepcion amorosa recoste mi cabeza en la almohada y llore amargamente, luego de un rato de llorar y llorar senti una punzada profunda en mi pecho que, a medida que aceleraba mi ritmo cardiaco, se hacia cada vez mas dolorosa. Ladeado sobre la almohada, ahogado en llanto y dolor, apretaba mis parpados para no sentir aquello que sabia estaba ocurriendo dentro de mi pecho, la amargura de la decepcion se sentia golpeando como un martillo sobre mi pecho al compas de mi respiracion. Subitamente, con devastadora fuerza, durante una pulsacion, escuche literalmente romperse mi corazon.
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