Para lo único que no hay límite es para dar amor.
Amor: una palabra corta, fácil de deletrear, difícil de
expresar, imposible de describir, pero maravillosa de vivir.
Por amor:
La impresión más grande de mi vida fue cuando en septiembre
de 2008, dos hombres andaban buscándome para saber si yo necesitaba
algo. Alimentos, agua o clavar alguna ventana. Yo bien sorprendida dije: “¡A mí
no! Ustedes se equivocaron de casa”. No lo podía creer; a mis 53 años por
primera vez alguien se preocupaba por mí. Y dos hombres, uno blanco, otro bien
trigueño; eran lindos, parecían ángeles. Lloré, lloré y lloré; nunca tuve madre
o padre que se preocuparan por saber qué necesitaba yo. A la edad de 7
años andaba ya en la calle ganándome lo mío. También ya había sido violada por
un hombre. Nunca fui a la escuela pero aprendí inglés, francés y el idioma
haitiano, todo en la calle. El español era mi lengua materna. En 2010 me gradué
de 4to. año en la nocturna; tenía 56 años. Ellos sin conocerme me abrazaron tan
fuerte que me sentí tan segura y rápido pensé: “Así deben ser los abrazos de un
padre y madre responsables”. Ellos eran Testigos de Jehová. Ese es el amor que
nos identifica. He podido contar con ese amor siempre.
© 2014 SABIDURÍA EN LETRAS
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