La triple cuerda: Dios, el albergue y las participantes o
sobrevivientes.
Así como Jehová fortalece el vínculo del matrimonio, el
albergue que lo componen las profesionales que ahí trabajan dando el todo por
todos, y las sobrevivientes hemos hecho esa triple cuerda, también para no
permitir el maltrato.
Hombres, mujeres y niños, les voy a dejar una asignación de
un compromiso con nosotros mismos. Repitan siempre en su mente y déjenlo bajar
al corazón:
“No voy a callar el maltrato que yo vea, que yo escuche, ya
sea hacia mi prójimo o hacia mi propia persona. El albergue tiene una puerta.
Voy a tocarla; así sea”.
Yo toqué esa puerta, por eso puedo darles este consejo hoy.
© 2014 SABIDURÍA EN LETRAS
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