Todo comenzó cuando fui a esa boutique en París. Cada día pasaba y
siempre me decía “algún día voy a entrar”. Un día, caminando por esa cuadra por
la tarde, donde cerca quedaba la boutique,
empezó a llover y corrí a refugiarme en una de las tiendas. Cuando me di cuenta,
supe que había entrado a la boutique
que siempre decía “algún día voy a entrar a ver todos esos vestidos tan
hermosos, esas carteras”. Me sentía tan emocionada que me había olvidado que
estaba mojada, que el maquillaje se me había regado por toda la cara. No me
importó. Cuando pregunté dónde quedaba el baño para reponerme de nuevo, me
encontré con un asesor de imagen bien famoso. Él necesitaba una modelo de
emergencia porque la que lo iba a representar en una gran apertura no podía
llegar por la tormenta. Se me acercó y me preguntó. Al alzar mi cabeza, me
flechó. ¡Qué hombre más hermoso! Un hombre con voz suave, de buen parecer. Él me
preguntaba si podía ayudarlo y yo le respondía. Me encontraba bien anonadada. En
fin, no tenía nada que hacer y accedí. Acepté su invitación, pero al mirarlo a
los ojos me percaté de que no era la única que me encontraba flechada. ¡Ay! ¿Cómo
olvidar ese día? Entré a la boutique
de mis sueños, salí con un vestido de gran lujo, salí en la revista más famosa y
conocí al hombre de mi vida, con el cual llevo 10 años de casada. Estoy feliz.
No pude tener hijos, pero adopté a una niña bella y vivo en una casa frente al
mar. Soy la mujer más feliz.
©2013 PALO GRIS
LETRAS VIVAS
12 de diciembre de 2013
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