El 21 de septiembre de 2014, El Nuevo Día publicó “Callejón con salida”, un artículo escrito por
el escritor puertorriqueño Luis Rafael Sánchez sobre la violencia por falta de
educación en Puerto Rico, usando el ejemplo de los asesinatos de Nadgie Cintrón
Vázquez y Ada Santiago Aponte por Nelson Rivera Cruz. Un año antes, la joven
pakistaní Malala Yousafzai apareció en The
Daily Show donde fue entrevistada por Jon Stuart sobre su lucha por la
educación antes y después de haber sido disparada en la cabeza por el Talibán.
Mientras Sánchez criticaba la ignorancia del juez (por no haberle dado un mejor
castigo al asesino), al abogado de Cruz (por haber defendido a un salvaje) y al
público (por no haber dicho nada en contra de la situación), Malala explicaba
la cobardía del Talibán por tenerle miedo a una niña con un libro, porque saben
que con educación se logra la paz. Ambos opinaron que la educación es el mejor
instrumento que se puede usar para resolver los problemas sociales en sus
países. Los dos opinaron que la educación aboga por la tolerancia y evita el
crimen. De hecho, tenían razón en que la educación logra todo eso y más, porque
es aprendiendo que uno descubre cosas sobre el mundo, los deberes y los
valores. La educación es el utensilio perfecto para crear una sociedad más
tolerante y menos ignorante.
El tema de la educación contra la ignorancia y lo
malo está presente en el artículo escrito por Luis Rafael Sánchez sobre el
escándalo de Nelson Rivera Cruz cuando mató a su pareja, Nadgie Cintrón Vázquez,
después de haber pasado catorce años en la cárcel por haber matado a su primera
esposa, Ada Santiago Aponte. El problema más grande sobre la falta de educación
es el mismo que con otros temas importantes como la abundancia del racismo y la
falta de los derechos de la mujer; la gente piensa que ya no existen. Hasta en
lugares que han avanzado mucho en los últimos años, como Puerto Rico y los
Estados Unidos, aún existen los tres errores de sociedad mencionados y los
últimos dos son crías del primero. Esto lo menciona Luis Rafael Sánchez en su
artículo, especialmente preocupado en cómo la educación afecta el maltrato en
Puerto Rico. “(Si no tenemos cuidado) en Puerto Rico matar a mujeres puede
llegar a transformarse en un pasatiempo siniestro”. Tiene razón, porque se dice
que en Puerto Rico el porcentaje de violaciones, abusos y matanzas de mujeres
ha estado escalando. Hasta en la categoría de los castigos a estos violadores y
asesinos, se puede decir que Puerto Rico está un poco retrasado. El mismo
Nelson Rivera Cruz mató a un ser humano de carne y hueso ¿y qué le sucede?
Catorce años en la cárcel. Eso no es nada comparado con otros casos en el
exterior, donde el mismo crimen resulta con 43 años de cárcel (como le pasó a
Kinzie Noordman en California, Estados Unidos por haber hecho lo mismo que este
hombre), o hasta la pena de muerte. Obviamente, esto es producto de la
ignorancia, pues sin educación sobre errores contemporáneos en las escuelas y
en los hogares (probablemente por el tabú contra la educación sexual y marital,
y la falta de conocimiento de lo extranjero), las personas aprenderían desde
jóvenes lo que es aceptable y lo que no es. Pero Sánchez dice que esto se puede
cambiar. “…Si el callejón no tiene salida, hay que buscársela a como de lugar y
sin postergar la voluntad de encontrarla. A dicha búsqueda y encuentro solo
conducen los senderos liberadores de la educación”, dice, “que consiste en preparar la
inteligencia y el carácter para la difícil y problemática vida en sociedad. O
educamos o perecemos”. Esta cita lo dice todo; al menos que se eduque al pueblo
contra la violencia y la ignorancia, uno no puede esperar que no la haya, pues
el ser humano está fabricado casi siempre para imitar lo que le rodea si no
tiene conocimiento de algo mejor.
Igual que Sánchez aboga por el uso de la educación
para eliminar la ignorancia sobre los derechos civiles, Malala Yousafzai ha
estado haciendo lo mismo de ambas maneras; por medio de la escritura y la
acción. Después de haber protestado por los derechos al estudio de las niñas
desde muy joven, fue disparada por el Talibán, pero aún sigue peleando, su
valentía es el motivo del honor del Premio Nobel de la Paz. De acuerdo a Yousafzai,
la mejor manera de derrocar al Talibán es enseñándole a la generación joven,
porque la escuela no sólo le enseña a los niños la lógica de las materias;
también contiene el rasgo de la compasión. Alerta a los niños sobre el mundo,
de lo contemporáneo y de lo desconocido. Como le dijo a Jon Stuart en su
entrevista legendaria, “La mejor manera de pelear (contra el Talibán) es la
educación… la gente piensa (los niños) ya están yendo a la escuela y ya están
aprendiendo sobre la química y la física y la matemática, y están cansados. La
escuela no es solo para aprender sobre diferentes materias. Te enseña sobre la
comunicación, sobre la igualdad, porque los estudiantes son premiados por las
mismas cosas; los tratan igual a todos… Los enseñan a aceptar lenguas
diferentes, tradiciones diferentes, religiones diferentes…”. Es difícil pensar
que esta niña viene de Pakistán, un país famoso por el maltrato y la omisión de
los derechos de la educación de la mujer; un país en el cual la falta de
educación es enorme y el crimen aún más.
Esto trae un nuevo punto. Que en Pakistán haya mucho
crimen y poco acceso a la educación es una cosa, pero que la religión del Islam
y las personas de ese país sean vistas como crueles y poco desarrolladas, es
otra. Estos estereotipos existen por un solo grupo de extremistas y terroristas
llamado el Talibán, que usan la religión del Islam y la falta de derechos del
pueblo pakistaní como excusa para expandir su propia política, pero esto no lo
sabe la gente inculta, racista, que piensa que porque haya dictadura en algún
país, la mentalidad de los que están siendo oprimidos se vuelve la misma del
que los oprime. ¿Cuántas veces hemos oído que los alemanes son nazis, que los latinoamericanos
son brutos o que los musulmanes son misóginos? Pacientemente, la víctima del
racismo intenta educar al racista después de que oye algo así sobre su propia
cultura. “Están usando mal el nombre del Islam”, dijo Yousafzai en la entrevista.
“Estaban diciéndole a la gente que ‘estamos haciendo esto por el Islam, estamos
haciendo esto por Alá, estamos haciendo esto por Él, buscando la paz en Su
nombre’, así que estaban usando la religión para su propio beneficio”.
En verdad, el hecho de que alguien tenga que
explicar esto demuestra la ignorancia del público. No se reconoce la diferencia
entre una religión y el terrorismo. No se reconoce la diferencia entre una
feminista y una radical, y esto es triste. Los estereotipos y los rumores son
iguales por el hecho de que los crean personas no educadas, personas que no
conocen la diferencia entre lo posible y lo verdadero, pues las dos cosas no
son iguales. En Puerto Rico —igual que en todas partes del mundo— siempre pasa
lo mismo acerca de los abusos a la mujer y por causa de la falta de educación y
la mente abierta: sucede un caso de violencia doméstica y ¿qué le preguntan a
la mujer? “¿Qué hiciste para provocarlo?”. Ocurre una violación y ¿qué le
preguntan a la muchacha? “¿Cómo estabas vestida y por qué piensas que sucedió?”.
El hecho de que la víctima sea culpada por una violación es horrible, pero
también es falta de educación, porque aún no se le está enseñando a los niños
en la escuela ni en la casa que es sexista querer que una mujer se vista de tal
manera y después culparla por la ropa que tiene puesta. Tampoco les enseñan que
culpar a una víctima de cualquier violación por cualquier razón es ridículo,
porque una mujer con ropa apretada no tiene la culpa de que exista gente loca
que usa eso como una excusa para violarla. Como dijo Sánchez en su artículo,
“Alerta roja: En cuanto el interlocutor principie una enunciación con el
bochinchero: ‘Yo no lo digo, lo dicen por ahí’,
sepa que se avecina la tanda de desmerecimiento… ‘Por ahí dicen que llegaba
al hogar más tarde que el marido’. ‘Por ahí dicen que usaba faldas demasiadas
pegás’”. Los estereotipos y los dobles sentidos se eliminarán fácilmente con la
educación, porque la educación permite el entendimiento de los casos de los
demás. Permite la tolerancia. Si la sociedad fuera educada, no existirían los
estereotipos, ni la discriminación, ni los rumores, porque la gente estaría
consciente de cómo son los demás, por haber aprendido a serlo. De esta manera, los
puertorriqueños podrían ayudarse unos a otros y hasta a los demás países en los
que el crimen, el discrimen y la ignorancia abundan más.
Honestamente, puedo decir que estoy de acuerdo con
todo lo que dicen ambos héroes mencionados anteriormente. Estoy contenta de que
existan niñas tan fuertes como Malala Yousafzai, que nos dan a las demás la esperanza
de que cambie el mundo; que ya no haya dobles sentidos, ni pocas oportunidades,
ni tampoco brechas salariales para nosotras las mujeres. También me agrada
saber que no estamos solas, porque también existen hombres que se preocupan por
nuestra posición en la sociedad y les parece injusto que a un homicida le den
menos tiempo encarcelado que a alguien que mató a su caballo. Al igual que
Yousafzai y Sánchez, pienso que con la educación es posible ponerle fin a los
problemas que nos rodean. Aún existe el racismo, el sexismo y el abuso de
cualquier tipo. En mi casa se hablan tres idiomas. Igual, cuando digo que hablo
español, nadie me cree. Cuando digo que hablo alemán, me preguntan si soy
antisemita. Aún no se ha llegado a la tolerancia porque no somos
suficientemente educados para ser tolerantes. Más que cualquier otro lugar, la
escuela impone la tolerancia porque como estudiantes estamos obligados a estar
varias horas al día con personas que pueden ser diferentes de uno. Además, nos
educan desde pequeños a ser compasivos y esto generalmente se queda estampado
en nuestro cerebro: No se odia a los que vienen de otro país. No se odia a los
que son de otro color. No se odia a los del partido de derecha. No se odia a
los del partido de izquierda. La educación también nos propone las soluciones
que luego nos vendrán bien cuando haya que trabajar en grupo para parar cosas
como la violencia o la dictadura. Un pueblo educado pelea por lo que es justo.
Un pueblo ignorante no sabe hacerlo.
En fin, no se puede negar que la falta de educación
es el mayor problema que lleva a la sociedad y al ser humano a cometer
barbaridades, como abusar a los demás y crear estereotipos e ilusiones falsas
sobre lo que no se conoce. Ojalá que gente como Malala Yousafzai siga peleando
por su derecho a ella y gente como Luis Rafael Sánchez siga escribiendo sobre
la falta de ella, porque ellos dos son verdaderos educadores. Educan al pueblo
regando su voz y hablando sobre lo que realmente es importante; la educación. De
un mundo inculto se puede crear otro educado y tolerante. Solo hay que mantener
el cerebro y los sentidos abiertos.
© 2014 UMS
¡Excelente! Hace tanta falta la educación a todos los niveles, en todas las sociedades del mundo.
ResponderEliminarLa educacion, un derecho y un problema universal. Muy bien captado por Ursula
ResponderEliminarMuchas felicidades Ursula!!!!. Me ha parecido un gran trabajo, tanto en su contenido como en su forma, y me ha parecido en todo momento estar leyendo la columna de un profesional. waooooo!!!!!
ResponderEliminarMuchísimas felicidades a Ursula Muñoz Schaefer, así me parece también, un excelente ensayo y si me permite usarlo en mis clases con mis alumnos sería muy bueno.
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